¿Qué dejamos ver?

 


Josué envió a dos hombres para que exploraran el territorio de Canaán, y de manera especial a la ciudad de Jericó. Los dos hombres salieron de Sitim, y cuando llegaron a Jericó fueron a la casa de una prostituta llamada Rahab. Allí pasaron la noche. Al saber el rey de Jericó que unos israelitas habían llegado esa noche para explorar el país, mandó a decirle a Rahab:
—En tu casa hay dos espías. ¡Mándamelos para acá!
Pero como ella los había escondido, respondió:
—Sí, es verdad. Vinieron unos hombres, pero yo no supe de dónde eran. Salieron al anochecer, antes de que cerraran el portón de la ciudad, y no sé a dónde iban. Si ustedes salen ahora mismo a perseguirlos, seguro que podrán alcanzarlos.
La verdad es que Rahab los había llevado a la terraza y los había escondido debajo de unos manojos de lino que allí tenía. Los hombres del rey salieron de la ciudad, y se volvió a cerrar el portón. Buscaron a los espías hasta llegar al cruce del río Jordán.
Antes de que los espías se acostaran, Rahab subió a la terraza y les dijo:
—Yo sé que Dios les ha entregado a ustedes este territorio, y todos tenemos miedo, especialmente los gobernantes. 10 Sabemos que, cuando salieron de Egipto, Dios secó el Mar de los Juncos para que ustedes pudieran cruzarlo. También sabemos que mataron a Sihón y a Og, los dos reyes amorreos del otro lado del Jordán. 11 Cuando lo supimos, nos dio mucho miedo y nos desanimamos. Reconocemos que el Dios de ustedes reina en el cielo y también aquí en la tierra.
12 Júrenme en el nombre de ese Dios que tratarán bien a toda mi familia, así como yo los he tratado bien a ustedes. Denme alguna prueba de que así lo harán. 13 ¡Prométanme que salvarán a todos mis familiares! ¡Sálvennos de la muerte!
14 Los espías le contestaron:
—¡Que Dios nos quite la vida si les pasa algo a ustedes! Pero no le digas a nadie que estuvimos aquí. Cuando Dios nos dé este territorio, prometemos tratarlos bien, a ti y a toda tu familia. (Josué 2:1-14)

¿Qué deja ver tu vida de tu Dios a quienes te rodean? ¿De qué manera las personas con las que tratas ven a través de tu forma de vivir la grandeza, bondad, misericordia, amor y gracia de tu Dios?  Cuando Rahab, vio a los espías que Josué había mandado a la ciudad de Jericó, actuó en consecuencia de lo que ella sabía del Dios de esos hombres.  No los escondió porque fueran poderoso, ni porque fueran personas carismáticas, ni mucho menos porque fueran físicamente atractivos.  Los escondió porque sabía quién era el Dios de esos hombres.  Conocía lo que ese Dios había hecho y hacia a favor de esas personas y por lo tanto, ella quería la protección y cuidado de ese Dios.

¿Pasa igual con nosotros hoy?  Parece que no.  Nos preocupamos porque las personas nos admiren, porque tenemos un buen trabajo, buenos ingresos, auto del año, casa con buenos muebles y servicios, porque usamos ropa de los mejores logares de venta, pero no dejamos ver a nuestro Dios.  No quiero decir que todo ello sea malo, solo que no estamos priorizando esa área de forma correcta.  La gente que nos rodea debe ver a Dios en nuestra vida y los logros que en ella hay, deben ser asociados con la bondad, amor y gracia de nuestro Dios.

A veces solo dejamos ver desanimo, frustración, desamor, desconfianza, derrota, depresión, etc.  Todo ello es parte también de la vida sin duda, pero de todo ello es Dios quien nos levanta cada día y ello también debemos dejar  verlo.  Las personas no se admirarán de las reuniones de la iglesia o de la música que se toca.  Solo Dios cambiando nuestra vida y llevándonos al cumplimiento de sus promesas, es quien casa el verdadero deseo por El de quien no le conocen aun.  En la medida en que la gente vea la bondad, el amor y la gracia de Dios transformando nuestra vida, desearan ser parte de ello y conocer al Dios que hace que gente común viva “naturalmente sobrenatural”

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