AMIGOS CERCANOS
Moisés le dijo a Dios:
—Tú me ordenaste guiar a este pueblo, pero no me dijiste quién me ayudaría a hacerlo. También me dijiste que me amas y que confías en mí. 13 Si eso es verdad, dime qué piensas hacer, para que yo también llegue a amarte y tú sigas confiando en mí. No olvides que este pueblo es tuyo y no mío.
14 Dios le contestó:
—Yo mismo voy a acompañarte y te haré estar tranquilo. (Ex.33:12-14)
El amor y la confianza son producto de la intimidad. Cuando abrimos nuestro corazón o alguien are su corazón con nosotros podemos llegar a experimentar sentimos de afecto por esa persona. Esto incluye a Dios. Cada domingo cantamos que le amamos, que nos resulta agradable su compañía, que es nuestro Dios, pero el resto de la semana poco intimamos con El.
Moisés deseaba amar a Dios y ser amado por Él, pero sabía que si no conocía lo que estaba en el corazón de Dios y él no mostraba su corazón difícilmente podría hacer lo que se le había encargado y aun mas difícil podría llegar amarlo como Él lo merece. Hoy nosotros estamos en la misma condición. Cantarle a Dios pero mantener el corazón cerrado es una contradicción. Para amar a Dios, necesitamos mostrarle quienes somos en verdad, que deseamos en la vida, cuáles son nuestras angustias y problemas, cuales también nuestros sueños y esperanzas. Esto no se logra yendo a la iglesia solo los domingos en la mañana, sino a través de la construcción de una relación de amistad con Dios cada día. Moisés anhelaba se cercano a Dios y deseaba conocer su corazón. No le bastaba el ritual, quería más, quería ser amigo de Dios, ¿lo quieres tú también?
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