NECEDAD


El no les hará caso, ni los dejará salir, porque yo haré que se ponga terco… (Ex. 7:3a)
Muchas veces nos quejamos de todo lo que pasa en nuestra vida. Nos sentimos incómodos cuando las cosas en la oficina van mal o perdemos el empleo, cuando nos salen más las cosas en la escuela y obtenemos malas notas en las diferentes materias, cuando nuestra relación de pareja esta de pique o cuando caminamos solos por la vida a causa de una separación o divorcio, o cuando el negocio no corre bien a causa de malas decisiones.  No solo nos quejamos, sino buscamos culpables de nuestra situación y aun le reclamamos a Dios.
Faraón viviría una experiencia así.  El no reconocía a Dios, por lo tanto fue entregado a un corazón “terco”  es decir endurecido, el cual solo se quebrantaría hasta después de mucho tiempo y mucho dolor.
Quizá a nosotros hoy nos pase lo mismo que a Faraón tiempo atrás.  Es posible que muchas de las cosas que no nos gustan de nuestra vida sean el resultado de no considerar a Dios  y ello nos llevo a ser entregados a un corazón terco que nos esclaviza a situaciones dolorosas de la vida.  Quizá hoy nosotros estamos cosechando de las decisiones  que sembramos al no estudiar como deberíamos, al no ser responsables con nuestro trabajo, al vivir nuestra paternidad con ligereza, al establecer relaciones destructivas o coodependientes, etc.  No es que Dios se haya olvidado de nosotros, sino que nosotros aun y a pesar de ir cada domingo a la iglesia o participar de las actividades de esta, nos hemos olvidado de Él.
Volvámonos a Dios, pidamos perdón y pidámosle que nos haga libres de la necedad de nuestro corazón a fin de vivir en libertad y más sabiamente.

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