DESCANSO


»Recuerden que el sábado es un día especial, dedicado a mí.
Durante los primeros seis días de la semana podrán hacer todo el trabajo que quieran, 10 pero el sábado será un día de descanso, un día dedicado a mí. Ese día nadie deberá hacer ningún tipo de trabajo: ni ustedes, ni sus hijos, ni sus hijas, ni sus esclavos, ni sus esclavas, ni sus animales, y ni siquiera el extranjero que trabaje para ustedes. 11 Yo hice en seis días el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos. Pero el séptimo día descansé. Por eso bendije ese día y lo declaré un día especial. (Ex.20:8-11)

Tal parece que una semana no nos basta para atender nuestros asuntos.  Nos enfrascamos tanto en nuestras necesidades, problemas familiares, carencias y dolores emocionales, desamor, problemas de pareja, etc. Que nos olvidamos de darle a Dios tiempo.  Priorizamos nuestros intereses por encima de todo que dejamos de dedicarle tiempo a aquel que nos salvo a dio su vida por nosotros.

Israel tenía que aprender que seis días son suficientes para ver por nosotros y por lo menos debían darle un día a quien les había dado la vida y la libertad que gozaban.  ‘¿Cuál era la razón?  Tenía que descansar del trabajo de la vida.  No solo del trabajo por el cual conseguimos los recursos para pagar nuestros gastos, sino del trabajo que implica educar hijos, ser pareja, enfrentar la soledad, el desamor, la frustración, el estrés, atender a la gente que nos rodea, jugar, estudiar, etc.  Israel tenía que entender que el descanso en Dios trae paz y se habita en santidad.

Hoy nosotros debemos tomar el mismo aprendizaje.  Debemos de dejar de correr y poner el estrés y el dolor emocional a un lado e ir con Dios y su familia a tomar un tiempo de relax y encontrar descanso para nuestra alma.  No es el día, sino la oportunidad que le damos a Dios para brindarnos de su descanso y santidad en ese día.

Ya no corras,  ¡descansa en Dios!

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