OLVIDO

Sin embargo, el jefe de los coperos se olvidó completamente de José (Gn.40:23)

Vivimos en una sociedad donde todos somos un numero: un folio en el acta de nacimiento, un numero en la matricula de la escuela, un id en nuestra credencial de elector y a veces alguien más en la vida de la gente que nos rodea.  Muchas veces  sentimos que la gente a quien aparecimos nos olvida o por lo menos no nos da el valor que creemos tener o deseamos que sientan por nosotros.
José seguramente se sintió así cuando se dio cuenta que aquella personas a la que le había dedicado tiempo y había ayudado de forma espacial se olvido de él.  Debió ser decepcionante tener conciencia que aquel hombre a quien había ayudado en un día triste, ahora que su vida había mejorado se había olvidado de él.  Quizá José esperaba una noticia, una palabra de aliento, pero nada llegaba.  Hoy a nosotros nos pasa igual.  En ocasiones con los amigos, con los hijos, con la pareja, con los padres, etc.  Esperamos de ellos atención o que nos dediquen un tiempo, pero no siempre es así.  Sin embargo como José, no estamos solos.  Quizá estemos caminando por rutas inseguras, por momentos de tristeza y dolor, pero no estamos solos.  Quizá a quienes amamos se han olvidado de nosotros o a quienes ayudamos alguna vez ya no lo recuerden, pero Dios jamás.  El llora a nuestro lado cuando nosotros lo hacemos, el comparte nuestra soledad y nuestro dolor.  El nunca se va, nunca nos olvida, nunca nos deja.
Si hoy te sientes olvidado, debes saber que no lo estas, pues el que es perfecto en el amor, esta a tu lado con sus brazos abiertos para consolarte y listo para compartir contigo su compañía.

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