ENGAÑO


Pero los hijos de Jacob no fueron sinceros con él ni con Jamor,
 sino que los engañaron (Gn.34:13-14a)
Muchas veces podemos darnos cuenta que no siempre somos sinceros con la gente con la que tratamos.  Hemos aprendido a disimular nuestra intenciones y deseos a fin de evitarnos problemas, ser vulnerables y hasta para sacar ventaja de alguna situación. 
Todos hemos visto hablar a nuestros amigos de amigos o conocidos en común.  A nuestro padre criticar a nuestra madre o viceversa.  Sin duda alguna quien habla de otro delante de nosotros, hablara de nosotros delante de él.  Hemos aprendido un estilo de vida en donde ocultar la verdad es un arte que hasta orgullo produce.  Nos hace sentir hábiles, más capaces o inteligentes que los demás y hasta experimentamos una sensación de poder.
Los hijos de Jacob actuaron de esa forma.  Su enojo era valido pero la forma de enfrentarlo no lo fue ni lo será jamás.  Tenían que haber enfrentado la situación abiertamente sin simulaciones y manipulación, pero no fue así  Engañaron, planearon y ejecutaron venganza contra personas que creían habían recibido su perdón.
Simular nunca es de Dios.  Ocultar las verdaderas intenciones es un acto pecaminoso y extender la mano cuando lo que se busca es dañar, es una conducta que Dios detesta.  Como hijos de Dios debemos aprender a ser transparente y tratar nuestro enojo o frustración abiertamente hablando verdad de cómo nos sentimos y que haremos con esa emoción.  Actuar así traerá sanidad a nuestra vida y paz para con los demás

Comentarios

Entradas populares