DOLOR

Yo soy José, el hermano que ustedes vendieron a los egipcios. 5-7 Pero no se preocupen, ni se reprochen nada. En los dos años anteriores no ha habido comida en toda esta región, y todavía faltan cinco años en que nadie va a sembrar ni a cosechar nada. Pero Dios me envió aquí antes que a ustedes, para que les salve la vida a ustedes y a sus hijos de una manera maravillosa. (Gn.45:6-7)
El dolor no resulto que se acumula a lo largo de nuestra vida invariablemente nos hace perder la perspectiva correcta de las cosas.  Nos convierte en personas depresivas, agresivas, simuladoras, poco competentes para vivir de manera satisfactoria.
José había pasado años muy difíciles en Egipto después de haber sido rechazado por sus hermanos.  El dolor que experimento seguramente fue mucho. Quizá vivió momentos en los que se sintió fracasado, acabado, olvidado o poco valorado.  Hoy nosotros experimentamos emociones similares pero quizá la diferencia es que no hemos aprendido que hacer con ese dolor.  Solo Dios nos puede enseñar a hacer frente de manera correcta al dolor vivido.  Solo Él puede ayudarnos aprender a caminar en la vía de la sanidad emocional en medio de una vida que se nos presenta complicada y altamente dolorosa en lo emocional, familiar, económico y profesional.
No permitamos que el dolor nos haga personas deprimidas o agresivas.  No trasmitamos el dolor vivido a nuestros hijos, pareja o amigos.  Volvámonos a Dios y digámosle que nos eneseñe como lo hizo con José a vivir libre de la amargura que produce el dolor.

Comentarios

Entradas populares