DISTRACCION


4-5 Pero el rey les contestó:
—¡Mejor vayan a trabajar! ¡Miren a cuánta gente están distrayendo!
Ese mismo día el rey les ordenó a los capataces y a los jefes de trabajo:
«Ya no les den paja a los israelitas para los ladrillos que tienen que hacer. Déjenlos que vayan ellos a recogerla. Pero exíjanles que hagan la misma cantidad de ladrillos; ¡ni uno menos! Estos israelitas son unos haraganes; por eso andan gritando que los dejemos ir al desierto para adorar a su Dios. Ustedes háganlos trabajar más todavía. Manténgalos tan ocupados que no tengan tiempo de creer en las mentiras de Moisés y de Aarón». (Ex.5:4-9)

Todos deseamos ser felices.  Buscamos la manera de vivir bien, sentirnos satisfechos de la vida, experimentar progreso al paso de los años en lo económico, emocional, espiritual, romántico, familiar etc.  Tratamos de adaptarnos al ritmo de vida de nuestra generación y sacar el mejor provecho de todo, sin embargo no siempre experimentamos las emociones buscadas y terminamos metidos en frustración, dolor, ira y tristeza.  ¿Cómo es posible esto?  ¿De qué forma terminamos viviendo situaciones que no deseamos conscientemente?  Mucho tiene que ver con la forma en que aprendimos a vivir y las demandas de nuestro grupo social.

Moisés hablo con faraón para que su gente fuera al desierto a adorar a Dios y con ello ser libres del dolor de la esclavitud en la que se encontraban, y ante ello, faraón no solo se burlo, sino que dio la orden de que pusieran mas carga de trabajo a todas esas personas a fin de que ya no pensaran en ello.  Hoy pasa igual.  La sociedad busca la forma de esclavizar a ideas que destruyen, valores que trastocan la vida, emociones que nos hacen infelices y acciones que nos llevan a callejones sin salida.  No hay felicidad en la esclavitud del comportamiento adictivo, en el desamor producto de evitar el rechazo o la soledad, en el desorden alimenticio, en las relaciones que enferman, cuando el trabajo es el fin y en la búsqueda de un estilo de vida que solo es verdad en las telenovelas y las películas del cine.

No permitamos que la sociedad con sus valores temporales nos distraigan de nuestro llamado a una vida abundante, la cual solo se encuentra en el amor perfecto de Dios.  No dejemos que aquello que no satisface no ilusione y pongamos nuestra vida en las manos de Dios quien si sabe y puede darnos lo que en verdad necesitamos.

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