DIRECCION

El padre de José salió de Canaán con todas sus pertenencias, y al llegar a Beerseba ofreció sacrificios al Dios de su poadre Isaac. Esa noche Dios le habló en un sueño, y le dijo:
—¡Jacob! —¡Sí, aquí estoy! —respondió Jacob.
3-4 Entonces Dios le dijo:
«Yo soy el Dios de tu padre. No tengas miedo de ir a Egipto, porque yo voy a ir contigo. Te convertiré en una gran nación, y te haré volver de nuevo a Canaán. Además, cuando mueras, José estará a tu lado». (Gn.46:1-4)

Hay momentos en la vida que no sabemos que hacer.  Soltar "algo" o a "alguien" no genera mucha ansiedad y por lo tanto nos sentimos inseguros del rumbo que debemos tomar.  Ante esta experiencia buscamos consejo en los amigos, en los lideres de nuestra iglesia, los familiares y hasta en extraños que se cruzan en el camino.  Pero muy pocas veces volvemos el resto a Dios para suplicar, con motivos correctos, por sabiduría.

Jacob quería ver a su hijo, pero tambien sabía que si abandonaba la tierra heredada la perdería y en medio de esa encricijada miro a Dios y pregunto cual era la eleccion correcta.  Dios le hablo y le dijo que tenia que hacer.  Hoy nosotros tenemos que reaprender la conducta de elegir.  Solo Dios sabe que es lo mejor para nuestra vida y solo Él entiende cual es la ruta correecta para satisfacer nuestra necesidad.

Ya no busquemos en las personas incorrectas.  Solo Dios tiene la respuesta a la pregunta ¿Qué hago?

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