EL NO TE DESECHA


Cierto día, Sara vio que el hijo de Agar y de Abraham se burlaba de Isaac. 10 Entonces fue a decirle a Abraham: «Echa de aquí a esa esclava y a su hijo; él no tiene derecho a compartir la herencia con tu hijo Isaac». 11 Esto no le agradó nada a Abraham, pues se trataba de un hijo suyo.
12 Pero Dios le dijo:
«No te preocupes por el niño ni por la esclava. Haz todo lo que Sara te pida, pues tu descendencia vendrá por medio de Isaac. 13 Pero también con los descendientes del hijo de tu esclava haré una gran nación, pues él es hijo tuyo».
14 Al día siguiente, muy temprano, Abraham tomó pan y se lo dio a Agar. También tomó una bolsa de cuero con agua, se la puso a ella en el hombro, y la despidió junto con el niño.
Agar se fue en dirección al desierto de Beerseba y allí se perdió. 15 Cuando se le acabó el agua, acostó al niño bajo un arbusto. 16 Como no quería verlo morir, se apartó de él y fue a sentarse, no muy lejos de allí. Mientras estaba sentada, se echó a llorar.
17 Dios oyó los gritos del niño, y llamó a Agar desde el cielo y le dijo:
«¿Qué te pasa, Agar? No tengas miedo, ya escuché los gritos del niño. 18 Anda, levántalo y tómalo de la mano. No morirá, pues sus descendientes llegarán a ser una gran nación».
19 En ese momento Dios permitió que Agar viera un pozo de agua. Ella corrió a llenar la bolsa, y le dio de beber al niño.
20-21 Cuando el niño creció, se quedó a vivir en el desierto de Parán. Allí aprendió a manejar bien el arco y las flechas, y Dios siempre le brindó su ayuda. Finalmente, su madre lo casó con una egipcia.
(Gn. 21:9-21)

Hay momentos en nuestra vida en que pensamos que nadie, ni aun Dios puede expresarnos amor y misericordia.  Sentimos que hemos hecho algo tan malo o despreciable que sin duda merecemos el enojo o desprecio de lo demás y hasta creemos que el dolor que experimentamos es sin duda lo que merecemos.
Agar estaba pasando junto con su hijo por una situación de abandono y mucho dolor emocional y físico.  Tanto era la desesperación de esta mujer que prefirió dejar a su hijo a un lado porque no lo quería ver morir.  Sin embargo Dios jamás le dejo.   El no es como nosotros lo somos a veces, cuando no podemos mostrar compasión, empatía o misericordia.  El a pesar del error siempre está cercano para ayudarnos, restaurarnos y darnos esperanza.
Quizá hoy no te sientas con el ánimo muy alto o pienses que tu vida no ha sido lo sufrientemente buena.  De ser así debes saber que Dios no te desecha y a pesar del pecado el esta pronto a ayudarte y darte esperanza.

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