¿Qué hacemos con los que sufren?

Dios bendice
a los que cuidan de los pobres,
y los pondrá a salvo (Sal. 41:1 VLA)
Pensar en otros no es algo que se nos de muy fácil.  Tendemos a ser ego centristas, poco interesados en las necesidades de los demás, despreocupados por quienes sufren y sumamente exaltadores de nuestro propio dolor.  Ello nos hace  ser personas que no se interesen por los “pobres” o dicho de otra manera por aquellos que tienen un corazón quebrantado.
El salmista había aprendido una ley de la vida: quien cuida del quebrantado, seguramente Dios lo cuidará con el pase por lo mismo.  Es decir, no podemos dar indiferencia y recibir atención. No podemos sembrar auto compasión y recibir misericordia.  Si yo no tengo en prioridad ver por aquellos que sufren, muy difícilmente cuando yo sufra alguien me tendrá en prioridad.  La escritura dice que todo da fruto según su género. Así que seguramente poco interés dará como fruto poco interés.
Dios espera que nosotros estemos interesados en aquellos que sufren por la pobreza, la enfermedad, el abandono, el engaño, etc.  Dios nos ha llamado a atender a aquellos que están en nuestro entorno y pasan por momentos de dolor.  Somos las palabras de consuelo de Dios, las manos que ayudan a encontrar salud, el hombre que brinda apoyo.  Somos el esfuerzo de Dios en esta tierra para traer consuelo y esperanza.
No dejemos que nuestro ego e intolerancia nos hagan nos impidan servir y ser de bendición para aquellos que estando cerca de nosotros sufren.

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