LIBRES

  
Así que aléjate de la maldad

y haz siempre lo bueno,
así te quedarás para siempre
en la tierra prometida. (Sal. 37:27VLA)

Cuando era niño e iba a la iglesia, pensaba que yo era un buen cristiano porque no fumaba, no bailaba y no me embriagaba, además de que no salía a la calle de noche.  Cuán grande fue mi sorpresa cuando al paso de los años me di cuenta que la omisión de esas actividades no me definía como hijo de Dios.
El Salmista veía la cosa desde una perspectiva diferente.  El tenia claro que la condición de hijo de Dios se basaba en la libertad recibida.  Es decir.  Era una gracia y lo expresa con claridad en este salmo: si haces lo bueno vivirás en la tierra prometida. Si no, volverás a esclavitud.  Este es un principio que se ve en toda la escritura y que he tenido que aprender a golpes durante muchos años.
Ser hijos, es vivir en libertad.  Es estar en la tierra de la promesa cada día descansando en su gracia.  Cuando nos volvemos coodependientes de alguien o algo, cuando sufrimos de angustia o temor, cuando no trabajamos con ética, cuando fallamos en nuestros estudios, cuando no dejamos hábitos pecaminosos o cuando somos poco competentes en construir nuestra vida, regresamos a la esclavitud, abandonamos la tierra de la promesa y dejamos de disfrutar el ser hijos de Dios.
No fuimos llamados a esclavitud, sino a libertad.  Jesús nos hizo libres y debemos aprender a vivir y disfrutar esa libertad recibida. No permitas que los malos hábitos y costumbres equivocadas te esclavicen a personas o circunstancias de tu pasado.  Vive libre como hijo de Dios y disfruta la vida que el te ha dado.

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