TRES COSAS QUE NOS HARAN SUFIR

Muchas son las cosas que hacen de nuestra vida un campo de despojos, sin embargo hay cosas que más inciden para que nuestra existencia se convierta en tristeza y llanto.  Hemos dicho que en esencia vivir en simple, pero que nosotros lo hacemos complicado.  Las instrucciones dadas por Dios en Génesis, fueron simples sin embargo al pasado del tiempo cada uno de nosotros aporta algo a la siguiente generación para hacerlo más difícil.
El plan de Dios es que podamos cada día mejorar en la habilidad de construir nuestra vida y con ello alcanzar una mejor relación con El, así como mayor felicidad, alegría y satisfacción.  Recordemos que el vino a darnos vida y vida en abundancia.
LA SOBERBIA NOS HACE ESCLAVOS
Entre los animales salvajes que Dios creó, no había otro más astuto que la serpiente. Un día, la serpiente le dijo a la mujer:
—¿Así que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?
La mujer le contestó:
—¡Sí podemos comer de cualquier árbol del jardín! Lo que Dios nos dijo fue: “En medio del jardín hay un árbol, que no deben ni tocarlo. Tampoco vayan a comer de su fruto, pues si lo hacen morirán”.
Pero la serpiente insistió:
—Eso es mentira. No morirán. Dios bien sabe que, cuando ustedes coman del fruto de ese árbol, serán iguales a Dios y podrán conocer el bien y el mal.
(Génesis 3: 1-4 VLA)

Nada seduce mas a la especie humana que creer que tiene el poder.  Sentirnos poderosos en  lo económico, social, profesional y aun en lo sexual, es una experiencia a la cual no nos negamos con facilidad.  Es muy interesante que Satanás haya apelado a ello, lo cual implica que en su examen, descubrió que la soberbia es una prioridad en la vida del hombre.
Ante la aseveración de que no obedecer podría hacernos dioses, Eva se entusiasmo y Adán le siguió en la ruta por voluntad propia.  Su comportamiento soberbio les hico esclavo y con ello miles de millones ha tenido que vivir en la misma lucha cada día.  La soberbia nos hace esclavo de la falta de auto control, de la incapacidad de vernos como Dios nos ve, de darle un sentido correcto a nuestra existencia, de darle valor a aquellos que están cerca de nosotros y sobre todo, nos hace esclavo de la necesidad de apoderarnos de otros.
Cada hombre y mujer esta sometido a la necesidad de sentirse superior a los demás y ello terminan por herirlo emocionalmente y le incapacita para poder construir relaciones de paternidad, amistad, pareja y profesionales sanas.

LAS ADICCIONES DESTRUYEN RELACIONES
Noé era un hombre de campo, y fue el primero en cultivar uvas. 21 Un día bebió vino, se emborrachó y se quedó desnudo dentro de su tienda de campaña. 22 Cuando Cam vio desnudo a su padre, salió corriendo a contárselo a sus dos hermanos. Recordemos que Cam es el antepasado de los cananitas. 23 Entonces Sem y Jafet tomaron una manta para cubrir a su padre. Para no verlo desnudo, caminaron de espaldas llevando la manta, y la dejaron caer sobre su padre.
24 Cuando Noé despertó de su borrachera y supo lo que su hijo Cam le había hecho, 25 dijo:
«¡Malditos sean los cananitas,
tus descendientes!
¡Serán los esclavos
de los descendientes de Sem y Jafet!»
(Génes 9:20-24 VLA)

Lo hemos dicho antes, las adicciones destruyen.  El problema es que todos somos adictos a algo.  Hay quienes son adictos a las drogas socialmente prohibidas, otros a la permitidas, algunos mas a la tv.  Otros viven adictos a las relaciones destructivas, hay quienes lo son al trabajo, al ejercicio, a la comida, a la vida sexual sin límites, etc.
¿Cuál es el problema de la adicción?  Pues que nos lleva a tratar de construir nuestra vida buscando medio de satisfacción  falsos y nocivos.  La felicidad vine por construir una vida con limites, siguiendo la verdad de Dios en todo momento y siendo honesto con nosotros mismos y con quienes nos rodean.  Sin embargo no construimos nuestra vida así.  Buscamos atajos.  Es mas fácil creer que si nos “topamos” con la persona correcta seremos felices, que si nuestros hijos son lo que soñamos, seremos felices, Que si no aumentan el sueldo, sernos felices.  Noé tenía un serio problema de adicción al alcohol y ello destruyo la vida de su hijo.
LA FATA DE LIMITES MATA
Samuel le dijo a Saúl:
«Dios me envió para que yo te nombrara rey de su pueblo. Ahora me ha enviado a darte este mensaje: 2-3 “Cuando los israelitas salieron de Egipto, los amalecitas los trataron muy mal. Por eso ahora voy a castigarlos. Anda, ataca a los amalecitas y destruye todo lo que tienen. Mata a hombres, mujeres y niños, y a sus toros, ovejas, camellos y burros. No le perdones la vida a nadie”».
Saúl reunió a su ejército en Telaim. Contó a todos sus hombres, y eran doscientos mil soldados de infantería, sin contar a los diez mil hombres de Judá que se le unieron. Se dirigió a la ciudad principal de Amalec para atacarla, y acampó junto a un arroyo. Desde allí les mandó este mensaje a los quenitas: «¡Aléjense de los amalecitas! ¡Salgan de esa ciudad! Cuando nuestro pueblo salió de Egipto, ustedes nos trataron muy bien; por eso no quiero que ustedes mueran junto con los amalecitas».
Luego Saúl atacó todo el territorio de Amalec, desde Havilá hasta Sur, que está al este de Egipto. 8-9 Mató a toda la gente de Amalec, y a todos los animales débiles y de poco valor. Sólo dejó vivo al rey Agag y a los mejores animales de los amalecitas.
10 Entonces Dios le dijo a Samuel: 11 «Saúl no me hace caso ni me obedece. ¡Lamento haberlo hecho rey!»
Al oír esto, Samuel se preocupó mucho y se pasó toda la noche rogándole a Dios que perdonara a Saúl. 12 Cuando ya estaba amaneciendo, Samuel se levantó y se fue a buscar a Saúl, pero le dijeron que se había ido a Carmel para levantar un monumento en su honor, y que de allí se había ido a Guilgal.
13 Samuel se fue a buscarlo, y cuando lo encontró, Saúl le dijo:
—¡Que Dios te bendiga! Ya cumplí con las órdenes de Dios.
14 Samuel le preguntó:
—Si en verdad las has cumplido, ¿de quién son esas ovejas y esos toros?
15 Y Saúl le respondió:
—Son los mejores animales que los soldados les quitaron a los amalecitas. Los trajeron para presentárselos como ofrenda a nuestro Dios. Todo lo demás lo destruimos.
16 Pero Samuel se enojó y le dijo a Saúl:
—¡Silencio! Ahora voy a decirte lo que Dios me dijo anoche.
—¿Qué fue lo que te dijo? —preguntó Saúl.
17 Y Samuel le contestó:
—Aunque tú mismo reconocías que no valías gran cosa, Dios te hizo rey de Israel. 18 Luego, Dios te ordenó claramente que destruyeras a los amalecitas y todo lo que les pertenecía. 19 ¿Por qué desobedeciste sus órdenes? ¿Por qué te quedaste con lo mejor del ganado de los amalecitas?
20 Y Saúl respondió:
—Yo estoy seguro de haber obedecido a Dios. Lo que me ordenó hacer, lo hice. Acabé con todos los amalecitas, y al único que dejé con vida fue al rey Agag. 21 Los soldados, por su parte, trajeron los mejores animales de los amalecitas para sacrificarlos en honor de nuestro Dios.
22 Pero Samuel le dijo:
«A Dios le agrada más que lo obedezcan,
y no que le traigan ofrendas.
Es mejor obedecerlo
(1 Samuel 15:1-22VLA)

Una vida sin límites es una vida insegura.  Una persona, sin importar, si no sigues reglas jamás podrá ser feliz.  Vivirá en la zozobra, con mucha frustración, lleno de enojo y con arranques de ira violenta.  Los limites son un regalo de Dios para vivir seguros y felices.

Saúl fue un hombre que nunca aprendió a auto controlarse y siempre gastaba mucha de su energía emocional para tratar de salirse con la suya.  Para el todo tenía una explicación lógica que lo demás debía creer.  Aun Dios.  Era un tipo caprichoso, inseguro, intolerante a las diferencias que finalmente termino suicidándose.

Muchos somos como Saúl.  Quizá no atentamos a nuestra vida física, pero si emocional, económica y social.  Dado que no establecemos limites, atentamos a nuestra paz decidiendo mal la forma en que educamos a nuestros hijos, Atentamos a nuestro futuro escogiendo a la persona equivocada para tratar de compartir la vida. Atentamos a nuestra economía al endeudarnos.

Buscamos la gratificación inmediata sin saber que ello llevara sin duda a una muerte segura en alguna de las diferentes aéreas de nuestra vida.

Vengamos a Dios, pidamos perdón. Y tomemos en cuenta estas tres verdades, que sin ser la únicas, sin son las mas comunes por la cuales terminamos destruyendo lo que Dios esta edificando en nosotros.

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