Nos protege, salva y da dirección

¡Tú eres la roca que me protege!

¡Tú eres la muralla que me salva!
Guíame y dirígeme,
(Salmo 31:3 VLA)

Hay día que pareciera que caminamos en la obscuridad.  Todo se ve en sombras y no podemos identificar con facilidad la dirección que debemos tomar para llevar nuestra vida a buen puerto.  No sé si alguna vez te has sentido así, pero yo sí, y no una sino muchas veces a lo largo de mi vida.  ¿Cuál es la razón?  Me he salido de la guía de Dios y de su cuidado.  He confiado en la ilusión de que soy más competente que Él para construir mi vida y ello me ha llevado al fracaso.
El salmo 31 nos deja ver que solo Dios es quien puede sostenernos, salvarnos y guiarnos.  Tres cosas que nadie más puede hacer por nosotros.
El salmista no ve a nadie más, listo, dispuesto y con el poder para protegerlo de quienes desean su mal.  Su vida en ese tiempo se encontraba amenazada por gente violenta, por problemas personales y por situaciones diversas para las cuales ya no tenía respuestas.  En medio de todo ello solo puede ver a Dios, su Dios y Padre, quien está expectante y listo para socórrelo.
A veces nosotros pasamos por situaciones similares:  Enfrentamos problemas en el trabajo, pues hay gente a la que no le caemos bien o quien no tenemos empatía y hace que el ambiente laboral se torne complicado, en otros momentos los problemas de pareja nos envuelven y desaniman, mientras que las situaciones económicas o la crianza de nuestros hijos nos quitan el sueño.  En medio de todo ello, solo Dios es el único quien puede protegernos, salvarnos y dar dirección a nuestra vida.
No busquemos más en aquellos que no tienen el poder y la autoridad para defendernos.  Volvámonos a Dios y busquemos su rostro.  El es el único que nos puede ayudar en los problemas que enfrentamos en el trabajo, Él es el único que nos puede proteger de las criticas y los comentarios mal intencionados, solo Él puede ayudarnos a criar y disciplinar a nuestros hijos y a enfrentar los problemas de pareja en los que estamos inmersos.
Él conoce nuestro corazón y sabe el dolor que sufrimos, por ello siempre estará dispuestos a sostenernos en el tiempo difícil.  ¡Confiemos solo en Él!

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