¡HAY QUE DARLO A CONOCER!

Cantemos a Dios,

porque él ha hecho algo muy grande,
algo que debe darse a conocer
en toda la tierra.
(Isaías 12:5)

Cada mañana nos levantamos de cama y vamos al televisor para ver la noticias matutinas, salimos de casa y ya sea en el auto o en el transporte público, escuchamos los programa radiales de noticias o entretenimiento que se transmiten por las diferentes frecuencias.  Ya en el trabajo nos ponemos en línea en nuestra pc o lap para  ver qué está pasando en el Facebook o Twitter.  Es decir no hay momento del día en que no se nos esté dando a conocer lo que está pasando en alguna parte del mundo, con algún asunto o con alguna persona que conocemos.  Aun nosotros mismos damos a conocer lo que pasa en nuestra vida vía  las redes sociales.  Publicamos de nuestro estado de ánimo, sobre nuestras actividades diarias, las cosas extraordinarias que suceden en nuestra familia, trabajo o escuela.  Hablamos del nuestros éxitos y fracasos y aun dejamos ver nuestras fotos personales.  Sin embargo no siempre damos a conocer las cosas “grandes” maravillosas y buenas que ha hecho Dios.
El profeta declara que debemos cantar para con ello dar a conocer las grandes cosas que Dios ha hecho y ello debemos de hacerlo en toda la tierra.  Olvidamos que también hemos sido llamados para proclamar con nuestro estilo de vida, a través de nuestra ética de trabajo, por medio de compartir con nuestros amigos en una charla de café, un mensaje de texto o un mensaje de pin palabras de ánimo y esperanza. Por medio de nuestro perfil de Facebook o nuestro time line en twitter.  Fuimos puestos en esta generación para dejar ver a nuestro Dios en medio de los hombres.
Desafortunadamente lo olvidamos fácilmente.  Nos centramos en nuestros problemas, en los dolores de la vida, en los gastos de casa, los pagos de tarjetas de crédito, los problemas escolares y románticos y dejamos de lado nuestra vocación.
Tomemos ánimo y vivamos dispuestos a dejar ver a nuestro Dios y salvador. Compartamos de su amor con aquellos que están sufriendo de desesperanza, su sanidad para aquellos que están enfermos y su gracia para los que caminan en pecado.  Dejémosle ver a esta generación que en Dios hay esperanza y que solo Él tiene la respuesta para cada interrogante de la vida.

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